“El Ladrón de Sueños” es una potente dosis de letras muy personales, Rionda la logrado indagar en miedos y emociones tan profundas que todo ser humano en su momento haya podido experimentar, y que solo al recordarlas te percatas que ha leído momentos muy íntimos de nuestras vidas. Además de esto, la melodía nos lleva desde temas realmente complejos hasta momentos de éxtasis, donde pasas de la rabia y la dulzura en tan solo segundos.

Bueno sin más preámbulos, empezamos con la primera joya del disco: “Donde Estoy”. Un tema realmente complejo y progresivo, donde los teclados han relucido de manera significativa, dándole vida a este tema, que por cierto nos hace recordar a la banda neoyorquina “Dream Theater”. Este tipo de temas creo que son ineludibles en un disco de Avalanch. Quizás el estribillo sea un poco cansino después de varias escuchas, pero eso sí, luego de las voces guturales de Ramón, el “off” de las guitarras y el solo de guitarra es una delicia.

Pasamos ahora al tema que le da título al disco, “El Ladrón de Sueños”. Este tema desde que lo escuché me enamoró. Su letra y melodía son impresionantes. Un tema muy a lo Avalanch, donde el estribillo es un regalo magnifico para los oídos, es como una mezcla de “Los Poetas han Muerto” y “Muerte y Vida”; donde la nostalgia y la efusividad se fusionan.

“Mil Motivos” un tema muy directo, que engancha a la primera. El estribillo desgarra cualquier sentimiento. Una letra poderosa bajo una voz poderosa que la borda con creces. Ideal para un single que representa muy bien al sonido de la banda hoy día. Otro corte resaltante es “El Hombre Solo”, donde Ramón muestra una nueva faceta, interpretando un sentimiento muy crudo. Un tema al estilo “Opera” con riff intensos adornados con unos compases muy dulces en los teclados; y que a medio corte se abre el solo de trompeta para dar inicio a un solo de guitarra que roza el delirio luego de unos coros bien trabajados por Ramón.

El Inicio de “Aléjate de Mí” a nivel de orquestal a quedado muy elegante, a eso se le suma las guitarras robustas que luego de unos segundos quedan en “off” y es de alucinar. Ramón en plan Rock combina la agresividad con coros enérgicos. Un tema con el cual muchos se sentirán identificados, ¡alguna vez habrás conocido gente con la que has querido muy lejos!

Ahora llegamos al momento más experimental del disco, “Nunca es Tarde”. Avalanch se abren paso entre el Rock y quizás rozando instantes Blues, donde Ramón hace una labor sorprendente, demostrando muchas tonalidades en su timbre de voz. Un tema novedoso y fresco que a primeras escuchas suena “raro” pero luego se convierte en una especie de adicción. Llegamos a un mar más tranquilo con toques de pop, que a pesar de ser suaves no dejan de emocionar cada pasaje o cada verso de “Cuatro Canciones”. No se dejen engañar con su plan de balada porque puede convertirse en una de las favoritas del disco.

Luego de descansar un poco, es hora de prender los motores y sentir como cada riff de unas guitarras compactas y alternas dan efusividad al siguiente tema. “Sin Rumbo” es un golde de cara para muchos, donde Ramón muestra a diestra y siniestra sus cualidades como vocalista. He de resaltar las tonalidades de este “front man”, que con cada disco desvela sorpresas. A mitad de tema, el cambio de tiempo es sensacional y que junto al verso antes del solo, dejan un sabor de boca agridulce.

Se rompe inesperadamente la intensidad del tema anterior con un piano muy sutil, pero para no sobrevivir mucho tiempo, porque a los segundos es opacada con unas guitarras aguerridas con cortes progresivos y una voz que acobija cada palabra del tema. “Torres en el Cielo” es un cántico con una melodía grandiosa en su estribillo y una fuerza desesperante en cada riff. Un tema muy a lo Avalanch y que me ha recordado bastante a su disco antecesor. Por cierto el solo de guitarra es uno de los solos que más me ha gustado de su nueva obra.

Conseguimos llegar al último tema del disco, “Where the River Flows”. Una balada muy sencilla, con una historia bastante interesante a sus espaldas. Tema muy tranquilo, que por momentos te llevan al cielo y luego te bajan de golpe. En mi opinión, es un gran tema pero rompe con el esquema conceptual del disco. Al terminar su última carta quedamos bajo el hechizo de una canción instrumental, que me ha hecho pasar por toda la carrera de Avalanch musicalmente hablando.

En fin, una obra maestra, para muchos será el mejor disco de toda la carrera de la banda; pero para otros no lo será, quizás sea por su gran diversidad de estilos que hacen que unos se muestren más apegados y otros más aislados de él. Un disco que letrísticamente debate temas muy personales, que a lo largo de nuestras vida hemos vivido en nuestra carne o en ojos ajenos. El disco ganaría un aire más puro con un sonido de batería más natural; lo cual es un aspecto que he criticado numerosísimas veces en Avalanch. La presencia de los teclados y el bajo ha sido crucial para el éxito rotundo de la salida de este nuevo “hijo”.

En líneas generales, un disco que sorprende y que indudablemente lleva la marca Avalanch por todos los costados y que a su vez, muestras facetas nuevas y reitera otras.

Angel Apolion
05 de mayo de 2010

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